Artigo de Ian Vásquez, publicado pelo Instituto Cato,
analisa a surpreendente crítica de Lenín Moreno, presidente do Equador,
ao bolivariano Rafael Correa, seu antecessor e apoiador. O motivo é o
de sempre, no caso de esquerdistas: a corrupção. Assim, escreve o
articulista, "en
esta lucha de poder en que no hay ángeles de ningún lado, no se puede
descartar que Correa mismo termine preso por ser parte de, o encabezar,
la corrupción. Así, la llamada revolución ciudadana que él lideró
llegaría a su fin por la misma corrupción que engendró". Touché:
El nuevo presidente
ecuatoriano, Lenín Moreno, ha sorprendido a todo el mundo al criticar a
su predecesor, Rafael Correa, por la condición económica en la que dejó
al país y al abordar la corrupción que floreció bajo su mando.
Sorprendió porque muchos esperaban que Correa, al estilo Putin cuando
este dejó la presidencia rusa por unos años, iba a seguir siendo el
verdadero poder detrás del trono.
Dicen algunos
ecuatorianos que la pelea que se ha desatado entre el actual y el
anterior presidente parece más bien un episodio de la serie “Juego de
tronos”. Correa, quien eligió a Moreno como candidato presidencial de su
partido, dice ahora que lo que hace el actual gobierno es “mentir,
mentir y mentir”. Contra las denuncias de corrupción, Correa le recuerda
al pueblo que Moreno tuvo altos cargos en su gobierno por diez años,
por lo que “en todas las cosas que ahora nos acusa, sería cómplice, o,
sencillamente, miente”.
Correa puede tener
algo de razón respecto a la complicidad. Pero los escándalos de
corrupciónque han estallado son de gran escala e involucran a tanta
gente cercana al ex presidente, que son difíciles de reprimir. Lo que es
mentira es que el gobierno de Correa se conformó de gente de “manos
limpias”, como solían sostener. Sabemos que no es así porque detrás de
muchas de las acusaciones de corrupción hay videos y audios, producto de
la investigación legal brasileña sobre la corrupción de Odebrecht en
Ecuador.
Por ejemplo, al tío
del vicepresidente de Correa, Jorge Glas, quien sigue en ese cargo,
Odebrecht le pagó US$14 millones en sobornos. Tanto al tío como al
vicepresidente le tienen grabaciones acerca de tales arreglos. Moreno le
ha quitado las funciones a Glas, pero solo el Congreso, que Correa
controla, lo puede despedir. Y Glas sigue siendo fiel a Correa.
Otro ejemplo. Carlos
Pólit, el contralor en el gobierno de Correa, chantajeaba a la gente
para no revelar irregularidades en la ejecución de obras públicas.
Van a explotar más
revelaciones de corrupción durante el gobierno de Correa. Hace unos
días, Carlos Pareja Yannuzzelli, ex ministro de Correa y ex gerente de
Petroecuador, volvió a su país después de haberse fugado en el anterior
gobierno. Él explica que la corrupción que se desató en la estatal
petrolera se hizo bajo la dirección y conocimiento del vicepresidente
Glas. Ahora que el presidente Moreno ha dado ciertas garantías de
justicia para los delatores, Pareja va a cantar. Luego de la llegada de
Pareja, Galo Chiriboga, el fiscal de Correa, fue retenido en el
aeropuerto de Quito y llevado a declarar a la fiscalía.
Nada de esto le
conviene a Correa. De manera descarada, el ex presidente se queja de que
el gobierno de Moreno “influye en organismos de control y en la
justicia con fines políticos”. Pero fue Correa quien construyó ese
sistema hiperpresidencialista que acabó con los pesos y contrapesos en
la política y que vulneró la libertad de prensa y numerosos otros
derechos. Fue el mismo sistema que abrió las puertas a la corrupción el
que Correa ahora describe como corrompido y del que dice ser víctima.
En esta lucha de
poder en que no hay ángeles de ningún lado, no se puede descartar que
Correa mismo termine preso por ser parte de, o encabezar, la corrupción.
Así, la llamada revolución ciudadana que él lideró llegaría a su fin
por la misma corrupción que engendró.
blog orlando tambosi
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